Al hablar de la Historia de Juana de Arco dictada por ella misma,
de la
que nos propusimos citar diversos pasajes, 84 hemos dicho que la señorita
Dufaux había escrito de la misma manera la Historia de Luis XI. Este trabajo
–uno de los más completos en ese género– contiene preciosos documentos
desde el punto de vista histórico. En el mismo, Luis XI se muestra el profundo
político que nosotros conocemos; además, nos da la clave de varios hechos
hasta ahora inexplicados. Desde el punto de vista espírita, es uno de los más
curiosos modelos de trabajos de larga duración producido por los Espíritus. En
este aspecto, dos cosas son particularmente notables: la primera, la velocidad
de ejecución (quince días han sido suficientes para dictar la materia de un gran
volumen); la segunda, la memoria tan precisa que un Espíritu puede conservar
de los acontecimientos de la vida terrestre. A los que dudaren del origen de
este trabajo, haciéndole el honor de atribuirlo a la memoria de la señorita
Dufaux, responderemos que, en efecto, sería necesario de parte de una niña de
catorce años, una memoria muy fenomenal y un talento de una precocidad no
menos extraordinaria para escribir de un solo trazo una obra de esta
naturaleza; pero, suponiendo que así fuese, preguntaremos de dónde esta niña
habría sacado las explicaciones inéditas de la sombría política de Luis XI, y
si no hubiese sido más hábil –por parte de sus padres– dejarle ese mérito a
ella. De las diversas historias escritas por su intermedio, la de Juana de Arco
es la única que ha sido publicada. Hacemos votos para que prontamente las
otras lo sean, y les predecimos un éxito aún mayor, puesto que las ideas
espíritas son hoy infinitamente más difundidas. Hemos extraído de la de Luis
XI el pasaje relacionado con la muerte del conde de Charolais:
Los historiadores que llegaron a este hecho histórico: «Luis XI dio al conde
de Charolais la tenencia general de Normandía», confiesan que no
comprenden cómo un rey que era tan gran político hubo cometido un error tan
grande. *
Las explicaciones dadas por Luis XI son difíciles de contradecir, puesto que
están confirmadas por tres actos conocidos por todo el mundo: la conspiración
de Constain, el viaje del conde de Charolais –que sigue a la ejecución del
culpable– y finalmente la obtención por parte de este príncipe de la tenencia
general de Normandía, provincia que reunía a los Estados de los duques de Borgoña y de
Bretaña, enemigos siempre unidos contra Luis XI.
Luis XI se expresa así:
«El conde de Charolais fue gratificado con la tenencia general de
Normandía y una pensión de treinta y seis mil libras. Era una imprudencia
muy grande aumentar así el poder de la Casa de Borgoña. Aunque esta
digresión nos aleje de la continuación de los asuntos de Inglaterra, creo un
deber indicar aquí los motivos que me hicieron obrar así.
«Algún tiempo después de su regreso a los Países Bajos, el duque Felipe de
Borgoña había caído peligrosamente enfermo. El conde de Charolais amaba
verdaderamente a su padre, a pesar de los disgustos que le había causado: es
cierto que su carácter ardiente e impetuoso –y sobre todo mis pérfidas
insinuaciones– podrían disculparlo. Lo cuidó con un afecto sumamente filial y
no dejó, ni de día ni de noche, la cabecera de su lecho.
«El peligro del viejo duque me había llevado a hacer serias reflexiones; yo
odiaba al conde y creía un deber temer todo lo que viniese de él; además, éste
sólo tenía una hija de pocos años, lo que hubiera producido después de la
muerte del duque –quien parecía no tener mucho tiempo de vida– una minoría
de edad que los flamencos, siempre turbulentos, habrían vuelto extremamente
tormentosa. Entonces, yo habría podido apoderarme fácilmente, si no de la
totalidad de los bienes de la Casa de Borgoña, por lo menos de una parte, ya
sea cubriendo esta usurpación con una alianza o dejándole todo lo que la
fuerza le daba de odioso. Había más razones que las necesarias para hacer
envenenar al conde de Charolais; además, el pensamiento de un crimen no me
espantaba más.
«Conseguí seducir al sumiller del príncipe, Jean Constain. De cierto
modo, Italia era el laboratorio de los envenenadores: fue allí que Constain
envió a Jean d'Ivy, al que se había ganado con la ayuda de una considerable
suma que debía pagarle a su regreso. D'Ivy quiso saber a quien era destinado
ese veneno; el sumiller tuvo la imprudencia de confesarle que era para el
conde de Charolais.
«Después de haber cumplido su encargo, d'Ivy se presentó para recibir la
suma prometida; pero, lejos de dársela, Constain lo abrumó de injurias.
Furioso con esta recepción, d'Ivy juró vengarse. Fue al encuentro del conde de
Charolais y le confesó todo lo que sabía. Constain fue arrestado y conducido
al castillo de Rippemonde. El miedo a la tortura le hizo confesar todo, excepto
mi complicidad, esperando quizás que yo intercediera por él. Estaba ya en lo
alto de la torre –lugar destinado a su suplicio, y en donde se lo preparaba para
ser decapitado– cuando expresó el deseo de hablar con el conde. Entonces, le
contó el papel que yo había desempeñado en esa tentativa. El conde de
Charolais, a pesar del asombro y de la cólera que sintió, se calló, y las
personas presentes no pudieron formarse más que vagas conjeturas fundadas
en los movimientos de sorpresa que este relato les causó. A pesar de la
importancia de esta revelación, Constain fue decapitado y sus bienes
confiscados, pero devueltos a su familia por el duque de Borgoña.
«Su delator sufrió el mismo destino, debido en parte a la imprudente
respuesta que dio al príncipe de Borgoña; éste le preguntó si él habría delatado
el complot si le hubiesen pagado la suma prometida, y tuvo la inconcebible
temeridad de responder que no.
«Cuando el conde vino a Tours, me pidió una conversación en particular;
allí él dejó estallar toda su furia y me abrumó de reproches. Yo lo apacigüé
dándole la tenencia general de Normandía y la pensión de treinta y seis mil
libras; la tenencia general no era más que un vano título; en cuanto a la
pensión, sólo recibió el primer pago.»
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* Histoire de France, por Velly y continuadores. [Nota de Allan Kardec.]