EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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121. El individuo que se muestra simultáneamente en dos parajes diferentes, tiene, pues, dos cuerpos; pero de estos dos cuerpos uno solo es real, el otro no es más que la apariencia; se puede decir que el primero tiene la vida orgánica, y que el segundo tiene la vida del alma; al despertar, los dos cuerpos se reúnen y la vida del alma entra en el cuerpo material. No parece posible, al menos no tenemos nosotros ejemplo, y la razón parece demostrarlo, que en el estado de separación, los dos cuerpos puedan gozar simultáneamente y al mismo grado de la vida activa e inteligente. Se deduce, además, de lo que acabamos de decir, que el cuerpo real no podría morir mientras que el cuerpo aparente quedase visible; la aproximación de la muerte llamaría siempre al Espíritu al cuerpo, aunque sólo fuese por un instante. Resulta, igualmente, que no podría darse la muerte al cuerpo aparente, porque no es orgánico ni está formado de carne y hueso; desaparecería en el mismo momento que se tratara de matarle. *


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* Véase la Revista Espírita, enero de 1859, “El Duende de Bayona”; febrero 1859, “Los no engendrados, Mi amigo Hermann”; mayo 1859; “El Lazo entre el Espíritu y el cuerpo”; noviembre 1859, “El alma errante”; enero 1860, “El Espíritu de un lado y el cuerpo de otro”; marzo 1860, “Estudio sobre el Espíritu de las personas vivas: El doctor V. y la señora I”.; abril 1860, “El fabricante de San Petersburgo”; “Apariciones tangibles”; noviembre 1860; “Historia de María de Agreda”; julio 1861, “Una aparición providencial”.