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EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS > SEGUNDA PARTE - DE LAS MANIFESTACIONES ESPÍRITAS > CAPÍTULO V - MANIFESTACIONES FÍSICAS ESPONTÁNEAS > Ruidos, barahúndas, alborotos y perturbaciones > 86
86. Hace algunos años, al principio de mis estudios sobre el
Espiritismo, estando una tarde ocupado en un trabajo sobre esta
materia, oí golpes alrededor de mí durante cuatro horas
consecutivas. Era la vez primera que semejante cosa me acontecía,
averigüé que no tenía ninguna causa accidental, pero por el
momento no pude saber más. En esta época tenía yo ocasión de
ver frecuentemente a un excelente médium escribiente. Desde el
día siguiente interrogué al Espíritu que se comunicaba por su
mediación, sobre la causa de estos golpes. Me contestaron: “Es tu
espíritu familiar que quiere hablarte”. – ¿Qué quería decirme? –
Replicó: “Tú mismo puedes preguntárselo porque él está aquí. –
Habiendo, pues, interrogado a este Espíritu, se dio a conocer bajo
un nombre alegórico (supe después por otros Espíritus que
pertenece a un orden muy elevado, y que hizo sobre la tierra un
papel importante); me señaló errores en mi trabajo, indicándome
las líneas en que se encontraban; me dio útiles y sabios consejos y
añadió que estaría siempre conmigo y vendría a mí llamamiento
todas las veces que quisiera preguntarle. En efecto, desde entonces
no me ha dejado nunca. Me ha dado diferentes pruebas de gran
superioridad, y su intervención benéfica y eficaz se me ha
manifestado en los asuntos de la vida material, y en lo que
concierne a las cosas metafísicas. Pero desde nuestra primera
conversación los golpes han cesado. ¿Qué quería, pues? Entrar en
comunicación regular conmigo; para esto le era preciso advertirme.
Hecha la advertencia, puestos en inteligencia y establecidas las
relaciones regulares, los golpes se hicieron inútiles; por lo tanto
cesaron. Cuando los soldados están formados ya no se toca diana
para despertarlos.
Un hecho casi parecido ha acontecido a uno de mis amigos.
Desde algún tiempo en su habitación resonaban ruidos diversos
que se hacían muy incómodos. Habiéndose presentado la ocasión
de preguntar al Espíritu de su padre, por un médium escribiente supo para lo que se le quería; hizo lo que le fue recomendado y
desde entonces nada más ha oído. Es de notar que las personas
que tienen en los Espíritus un medio regular y fácil de
comunicación, rara vez tienen manifestaciones de este género, y
esto se concibe.