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EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS > SEGUNDA PARTE - DE LAS MANIFESTACIONES ESPÍRITAS > CAPÍTULO I - ACCIÓN DE LOS ESPÍRITUS SOBRE LA MATERIA > 58
58. La naturaleza íntima del Espíritu propiamente dicho,
esto es, del ser pensador, nos es enteramente desconocida; solo se
nos revela por sus actos, y sus actos no pueden afectar a nuestros
sentidos materiales sino a través de un intermediario material. El
Espíritu tiene, pues, necesidad de materia para obrar sobre la
materia. Tiene por instrumento directo su periespíritu, como el
hombre tiene su cuerpo, pues su periespíritu es materia, como
acabamos de verlo. Tiene en seguida por agente intermediario el
fluido universal, especie de vehículo sobre el cual obra, como
nosotros obramos sobre el aire para producir ciertos efectos con ayuda
de la dilatación, de la comprensión, de la propulsión o de
las vibraciones.
Considerada de esta manera la acción del espíritu sobre la
materia, se concibe fácilmente; se comprende desde luego que
todos los efectos que de esto resultan entran en el orden de los
hechos naturales, y no tienen nada de maravilloso. Sólo han
parecido sobrenaturales, porque no se conocía la causa; conocida
ésta lo maravilloso desaparece y esta causa está toda entera en las
propiedades semimateriales del periespíritu. Este es un nuevo
orden de hecho que una nueva ley viene a explicar, y de la cual
nadie se maravillará dentro algún tiempo, lo mismo que sucede
hoy día con la correspondencia a larga distancia en algunos minutos
por la electricidad.