EL CIELO Y EL INFIERNO o La Justicia Divina según el Espiritismo

Allan Kardec

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8. Todas las religiones primitivas, de acuerdo con el carácter de los pueblos, tuvieron dioses guerreros que combatieron mandando los ejércitos. El Jehová de los hebreos les daba mil medios para exterminar a sus enemigos, les premiaba con la victoria o les castigaba con la derrota. Según la idea que se formaba de Dios, se creía honrarle o aplacarle con la sangre de los animales o de los hombres. De aquí proceden los sacrificios sangrientos que tan importante papel hicieron en todas las religiones antiguas. Los judíos habían abolido los sacrificios humanos. Los cristianos, a pesar de la enseñanza de Cristo, creyeron por mucho tiempo honrar al Creador entregando por millares a las llamas y a los tormentos a aquellos que llamaba herejes. Eran, bajo otra forma, verdaderos sacrificios humanos, puesto que lo hacían para mayor gloria de Dios, y con acompañamiento de ceremonias religiosas. Hoy mismo invocan todavía al Dios de los ejércitos antes del combate, y le glorifican después de la victoria, y esto, muchas veces por las causas más injustas y más anticristianas.